martes, 26 de febrero de 2013

La plaza vacante



Con el inicio del año una compañera de otra especialidad firmó una vacante en mi Hospital. Todos pensaríamos que recién acabada la residencia puede considerarse un auténtico milagro, de hecho ella también lo pensó. "Si tienes ganas de trabajar aquí vas a poder prosperar" le dijeron.
Con la ilusión de un niño con un balón de fútbol nuevo empezó su actividad a primeros de enero dispuesta a hacer de la consulta "su consulta", de hacer de los pacientes "sus pacientes" y de conseguir poco a poco introducir los cambios necesarios para trabajar bien y hacer Medicina en su especialidad.
Hace 10 días se marchó del Hospital. Rechazó la vacante y prefirió quedarse con una baja en otro centro para no tener que aguantar la increíble presión asistencial a la que se veía sometida: consultas infinitas, escasas posibilidades de asistencia a congresos y de formación, horarios que van más allá del laboral, y quizás de la legalidad...
Esta semana se ha incorporado alguien en su lugar, y hoy ya nos ha dicho que está pensando largarse. ¿Casualidad?
Estamos en una época en la que el colectivo sanitario en general, y el médico en particular nos vemos sometidos a una presión asistencial que en ocasiones no se ven retribuídas por incentivos laborales o personales. Y parece que hay que dar las gracias por estar trabajando, parece que estamos en una época en la que los derechos del trabajador se van al garete porque "la cosa está muy mal" y "si no quieres tú
ya lo hará otro". Si comentas que con guardias estás excediendo de sobra las 60 horas semanales (algo que la normativa europea limita claramente a 48 horas) en lugar de reconocértelo, dialogar y buscar fórmulas intermedias para tener a tu personal contento recibes un portazo en la cara. Si un día te quedas saliente de guardia para cubrir la actividad de un compañero que ha enfermado y recibes una reprimenda por quedarte (y así asistir a los enfermos) pero al día siguiente te vas de la guardia y te llaman para cubrir a un compañero que ha enfermado, además de no entender nada tienes la sensación de que ni los que mandan saben lo que están haciendo. A veces deberían permitirnos AUTOGESTIONAR desde la sensatez nuestra actividad, y aportar sentido común a las decisiones; seguramente las cosas irían mejor. Hay varias formas de hacer las cosas, pero seguramente la mejor es aquella en la que consigues implicar a tu equipo y los tienes contentos en el trabajo.

El dinero y la estabilidad a veces no lo son todo. Cada día tengo más claro lo importante que es SER FELIZ, y SENTIRSE BIEN.

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