El estrés es una reacción fisiológica del organismo que sucede cuando una situación se percibe como amenazante.
Como dice el refrán, lo que no mata engorda, y el estrés en dosis adecuadas es necesario para el día a día; el estrés es el encargado de que nos "activemos" ante un examen, en una competición, cuando el semáforo parpadea mientras cruzamos la calle o cuando alguien se acerca a la persona que nos gusta... el estrés, por tanto, es bueno.
El problema viene cuando una situación concreta nos genera una reacción totalmente desmesurada, y nos "desajusta". A veces es difícil comprender por qué determinadas situaciones ponen a unas personas al borde del colapso mientras que otras se crecen o por qué unas se bloquean y otras conservan la calma en un mismo momento. Actualmente hay una teoría que ha identificado cuatro factores que contribuyen a la aparición del estrés:
1.- Novedad: Que el estímulo sea nuevo
2.- Impredecibilidad: Que se perciba como tal
3.- Descontrol: Que se tenga la sensación de que no podemos en ese momento hacernos con la situación
4.- Amenaza: Que nuestra personalidad se ponga al límite y pueda llegar a alterarla o "sacarla de sus casillas"
Es más, se sabe que cuantos más factores aparecen, el efecto es aditivo y el estrés, por tanto, mayor.
Quizás esta teoría sirva de respuesta a esas preguntas, y quizás sirva también para comprender cómo cada uno de nosotros puede acabar sufriendo un estímulo nuevo como estresante, o como algo natural.
Eduard Punset, en uno de sus programas "Redes" le dedica media hora al tema de una forma brillante:
Y ya sabéis, estresante era que antiguamente te persiguiera un mamut, eso sí era estrés.
PD: gracias Violeta por el enlace
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