miércoles, 22 de agosto de 2012

El rayo de luz



Sale el Sol e intenta asomarse tímidamente a través de los huecos que deja la persiana del dormitorio. La tenue luz ilumina la pared del aseo y el espejo, que a su vez refleja un ventilador oscilando en la otra pared. El canto de un gallo lejano acompasa el lento movimiento de los haces de luz. Uno de ellos, el más pequeño y el más travieso, se escapa del resto y se dirige a un mechón de pelo negro escondido entre las sábanas. Pelo rizado, oscuro, pero iluminado y precioso en la penumbra. Detrás se esconde un rostro algo tímido, relajado, respirando de forma acompasada y plácida mientras lo observo.
Me vienen a la mente montañas de recuerdos, de imágenes y sonidos: El primer café, el primer día en el cine, el primer paseo, la primera canción, el primer roce con su mano mientras me hacía el distraído... luego vino el primer beso, el primer "Te quiero", los viajes, la carrera, el trabajo y la distancia, los buenos momentos, y los malos también...En todos esos instantes ha estado ella, acompañándome, sin quejarse, disfrutando de cada momento bueno y apoyándome en los malos, y ha hecho de mi vida una historia inolvidable.
Todos esos recuerdos me llevaron no hace mucho al punto en que los nervios de los preparativos, los miedos y las ilusiones a qué pasará se amontonaron en mi estómago...y entonces le hice la pregunta...

...han pasado unos meses. "Qué suerte tengo" me repito en ese momento mientras abre un ojo y se gira para seguir durmiendo.
Creo que me voy a poder acostumbrar muy fácilmente a estos momentos.

Gracias, espero estar a tu altura en el camino que nos queda juntos, en breve como marido y mujer.

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