sábado, 23 de abril de 2011

La sonrisa


Clara lleva 14 horas de parto. 14 horas y 9 meses de embarazo. 9 meses muy duros, seguramente los más duros de su vida. A sus 41 años, y cuando parecía imposible, se quedó embarazada sin planearlo.
Como suele ocurrir las complicaciones a estas edades se suceden: un poquito de azúcar por aquí, la tensión más alta de lo normal por allá, sus hormonas se le resisten a funcionar para dos personas... y hace un par de meses un susto, un golpe mientras conducía. Aparentemente todo bien, pero a Clara se le mezclan los dolores del parto con el miedo a que todas esas pequeñas cosas que le han ido sucediendo hayan hecho que algo vaya mal y Carlitos se resista a salir.
Tras varias horas los temores aumentan, Carlitos está muy perezoso. Clara se somete a una cesárea semi-urgente.
Todo sucede muy rápido, en menos de 10 minutos un niño aparece boca abajo, las manos tapan su cara, como si no quisiera ver nada de lo que ahí pasaba. Una Pediatra se hace con él y comienza a despertarlo, a darle la bienvenida.
"-¿Por qué no llora?" Me pregunta su madre
No me da tiempo a contestar, Carlitos abre la boca, y tras una sonrisa que delata lo apacible que está, frunce el ceño y empieza a saludar al mundo con el llanto más fuerte que recuerdo.
"-Estaba muy a gustito" le contesto.

2 comentarios:

  1. Me he encontrado el blog por casualidad y me ha encantado esta entrada, en las cesáreas también se vive la maravilla de nacer, aunque a veces se nos olvide un poquito con tanta intervención y tanto "correr". Pocas cosas hay tan bonitas como escuchar el primer llanto de un recién nacido.
    Ah!! Esta genial el blog...y por lo que veo también acaba de "nacer", jejeje.... ;)

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  2. Me alegra que te haya gustado. El día a día en el trabajo, si te paras a disfrutarlo, llega a ser precioso. Seguiré contándolo...

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