jueves, 24 de noviembre de 2011

El llanto de Mario


Mario, 3 años. Moreno de ojos, piel y pelo. El brillo de su mirada enjugada en lágrimas me indica que no va a ser fácil...

"-Hola Mario, ¿qué te pasa?"
Mario inicia su estrategia. De sus ojos comienzan a emanar litros y litros de lágrimas de cocodrilo que caen sobre el hombro de su madre. Ella, impotente, comienza a llorar también.
"-¿Esto hay que hacérselo ahora? Es que mire cómo está, y yo no sé si puedo..." me dice su madre entre sollozos.
Mientras tanto Mario, que debe tener lógicamente a su madre en un pedestal, al ver que ella llora más que él intuye que ese señor que se hace llamar anestesista y va con un gorro de perritos no puede ser que sea de fiar, y seguro que le quiere hacer daño. La consecuencia es un aumento considerable de los gritos y llantos...
"-Mamaaaaaaaaaaaaaaaa -grita él- nooooooooo quierooooooooooo"
"-Hijo mio venga, si no te va a pasar nada...."
"-Que noooooooo" insiste él...

En ese momento una señora de unos sesenta años aparece en escena rodeada de un halo de misterio, y por qué no decirlo, de bastante carácter.

"-¿Pero esto qué es? Mario, te vas con ese señor ahora mismo al quirófano. Y sin llorar"
Mirada asesina a la madre... Todas las lágrimas y sollozos desaparecen de su cara de inmediato.
Un minuto después Mario se despide de mamá y de la abuela con una sonrisa en la cara y los muñecos de Trancas y Barrancas en las manos.

Su abuela, que asiste inicialmente imperturbable a la escena deja escapar una lágrima cuando Mario no la ve...
"-Va a ir todo bien? Me pregunta

Una abuela es experiencia, sensatez y consejo. Es un libro abierto, es un espejo. Pero ante todo una abuela es una abuela.

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