Dedicarse a todo lo relacionado con la medicina y el cuidado de los enfermos supone adentrarse en un viaje a un mundo apasionante, pero a la vez exige un componente vocacional y un nivel de sacrificios que van más allá de tus horas de trabajo.
"Voy a intentar apuntarme este año a tal curso" "Voy a hacer tal actividad" es algo que nos decimos continuamente... olvidaos: el tiempo nos va dirigiendo a la realidad a marchas forzadas.
Este año, y coincidiendo con el comienzo del curso he tenido la oportunidad de comprobar en carne de mis compañeros y en las mías propias lo difícil que es llevar actividades paralelas a este trabajo. Y es que entre el turno "normal" de mañana, las actividades "no programadas" de las tardes, las actividades "programadas" de las tardes, las guardias, cursos, publicaciones y demás rutinas te vas adentrando poco a poco en una oscura selva de la que es complicado salir y ver la luz para poder llevar una vida normal e ir a clases de idiomas, apuntarte al gimnasio e ir con regularidad o simplemente poder hacer una visita de vez en cuando a la familia o salir algún día con los amigos. Y ya si tenéis niños...
Y luego te dicen cosas como "a ver si te cuidas más..." o mi favorita "ah, que estás de guardia...¿y a qué hora sales?" Vocación y paciencia amigos...
Creo que no viene de más recordar una famosa frase de John Lennon "La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes"