miércoles, 16 de octubre de 2013

Anestesia y rachas



Esto de la medicina cada día te enseña algo nuevo, te hace reflexionar y muchas veces acaba dándote una dosis de humildad.
Ni cuando todo sale bien eres tan bueno, ni cuando todo sale mal eres el peor: lo importante es saber relativizar y no relajarte en el camino.
Llevábamos unas semanas en el servicio sin incidencias, y aunque no hemos parado de tener ingresos complejos todo ha ido bien. Sin embargo en los últimos días se han ido complicando las cosas y a todos nos queda una cierta sensación de desasosiego. Es la frustración de ver que pones todo tu empeño en algo que al final no va bien.
Es como uno de esos días en los que te salen a la primera los bloqueos más complejos, la intubación con fibro y las 10 epidurales de la guardia, todos nos vamos con satisfacción, y normalmente no le damos más importancia porque es nuestro trabajo. El problema viene cuando algo no sale como queremos, sin que vaya mal: nuestra profesión nos exige NO FALLAR, ser excelentes. Un fallo en otras profesiones (y no voy a nombrar ninguna) puede arreglarse con un "lo siento" "ahora lo arreglo" o "te hago un descuento por las molestias". No es nuestro caso, se nos pide la perfección, y nos la exigimos nosotros día a día.
Un paciente con un manejo impecable pero que te ha obligado a cambiar tu plan anestésico inicial porque ha habido un contratiempo a veces lo podemos ver como un fracaso, incluso aunque el resultado final sea el esperado. Vivimos en la especialidad del control absoluto, de la monitorización, de la milésima, del mililitro, del cambio sutil del tono del "bip" del pulsioxímetro...control. Y el descontrol no nos gusta.
Por eso creo que las rachas, rachas son. Cuando todo va bien debemos esforzarnos para mantener la racha, y cuando no, hacerlo con más ahínco para volver a "la normalidad" .
En fin...a estudiar.

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