miércoles, 19 de diciembre de 2012

Ayunas y frutos secos



El cirujano de guardia nos pide que valoremos a Fulanito, que acaba de llegar a Urgencias y tiene un absceso perianal muy evolucionado.
Fulanito tiene 86 años. Cardiopatía isquémica, triple bypass, FA crónica. Antecedente de tromboembolia pulmonar, tratamiento crónico con Sintrom. AITs de repetición. EPOC tipo bronquitis crónica, SAHOS con CPAP, OCD. Hipertensión de larga evolución con empleo de 3 antihipertensivos. Diabetes mellitus con 56 unidades de insulina al día, y regular control. Nefropatía de probable origen hipertensivo y creatinina basal de 2,5, Urea 90. Varias intervenciones menores. En la analítica INR 4,5, AP 30%, TPTA muuuy alargado, "High" en el glucometer. En la exploración, TA 195-105, FC 115 lpm, SpO2 82% con gafas 3 lpm. Edemas hasta las rodillas. Ha comido hace escasos 35 minutos.

"Vamos a ello" me digo mientras voy descubriendo las excelencias del enfermo. Iniciamos la puesta a punto: protocolo diabético, tratamiento antihipertensivo (que no se había tomado en el día), plasma y vitamina K, tratamiento broncodilatador... tras unas cuantas horas Fulanito pasa a quirófano y bajo sedación se drena el absceso sin incidencias. La guardia finaliza sin incidencias.

A la mañana siguiente me encuentro con el cirujano mientras salimos del Hospital, que va hablando con un señor y lleva una caja en los brazos. "Mira lo que me ha dado el hijo de Fulanito" me dice mientras señala al hombre de su izquierda y mira la caja: bolsas y bolsas de frutos secos. 
"Le estoy muy agradecido Señor"- contesta el caballero con semblante agradecido.
"Este ha sido el anestesiólogo que ha estado con su padre" comenta el cirujano.
"Sí? Muchas gracias por todo chaval. Toma"- me dice mientras me acerca una bolsita de frutos secos que guardaba en un bolsillo.
"Gracias, para eso estamos"- contesto mientras comparto una sonrisa cómplice con mi amigo el cirujano.

Me gusta el trabajo en la sombra